viernes, 16 de mayo de 2008

Roto, carrilano y canalino

El roto pobre no puede ser igual que el hombre manso, porque representa la hombría de Chile y viene de una cultura que nunca arrastró ni arrastrará cadenas. Lucha sin ser mandado ni humillado por nadie, quiere ser alguien en la vida o que lo sean sus hijos, pero sin dejar de ser chileno y sin convertirse en máquina que trabaja para que otro goce. Se explota solo, sin correr por otro que está sentado, y menos por el "cutriaco" que lo desprecia. No porque lo considere que sea inferior sino porque necesita despejar la cancha. El roto no se deja arrebatar la patria.
Por eso que contra el roto apuntan todos los cañones de la máquina colonialista. Al roto y al huaso no es llegar y meterle el diente: son y serán huesos duros de roer. El roto no usa espuelas, por eso tiene en las manos las estacas del gallo, el cuchillo que se pasa de una mano a la otra. El roto anda armado y sabe manejar las armas, con ellas se ha hecho y se hace respetar como hombre, entre aventureros de cualquier raza o color. Se consideran dueños de Chile y son los pilares más firmes de la nacionalidad. Como sobrevivientes de la Independencia, son los únicos que guardan, conservan y defienden los más altos valores de la cultura propia.
La cultura árabe es una cultura oral muy fuerte, no es llegar y sacársela porque es una mentalidad despierta. Por eso dicen que el roto es despierto, desconfiado. Pero es instintivamente desconfiado del hombre culto porque se le ha eliminado, se le ha perseguido. Edwards Bello escribió un libro sobre los rotos que es contra los rotos: "roto explotador de mujeres pobres, de casas de remolienda". La palabra roto, roterío, no vale nada. También hay cuecas. Una dice:

Los rotos para la patria
ya valen menos que un perro
los pudren en los presidios
con los vicios del encierro

Roto es palabra digna y no es sinónimo de rotoso. El verdadero chileno es roto no porque ande mal vestido ni se haya botado a la degeneración, la diferencia entre el roto y el colonizado es por costumbres no por la ropa. El roto es un gallo libre, dueño de una cultura, que tiene todas las cosas tradicionales. El otro está europeizado porque entregó la bandera.
Estos son versos fuertes del auténtico roto. Éstos ya no se cantan porque los toman como una indirecta. Antes, en rueda, era como una escuela: pasaban horas escuchando estos versos:

con cuchillos de palo
los canalino
le enseñan a pararse
y a los chacrino

Otra cueca dice:
Nunca serán los rotos
pura bolina
se la juegan en Chile
y en la Argentina

Otra:
Yo no tengo más casa
que los caminos

Otra:
Formando rotos chilenos
pasaban los canalinos
ponían valiente al manso
las cuecas de los caminos

Fernando González Marabolí

Claro, Samuel. Chilena o cueca tradicional de acuerdo con las enseñanzas de Don Fernando González Marabolí. Ediciones Universidad Católica De Chile. Santiago, 1994.

No hay comentarios: