miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los insospechados mundos de los últimos emblemas de la cueca urbana

Son los maestros de la cueca y han sido rescatados al estilo "Buena Vista Social Club":

Los insospechados mundos de los últimos emblemas de la cueca urbana

Aprendieron el oficio de sus padres o, simplemente, en la calle. No han pasado por los mejores conservatorios del mundo, pero tocan y cantan como ninguno. Durante décadas se presentaron en bares y tabernas marginales y hoy llenan locales del barrio alto de Santiago. Es la historia de una generación de cuequeros en extinción que actualmente hace bailar a Chile los 365 días del año.

Fue en la Teletón del año pasado. Sobre el escenario, un supergrupo constituido por lo más granado de la cueca urbana: "Los cracks de la cueca". Pepe Fuentes y su señora María Ester Zamora. Los acompañaba el único sobreviviente del emblemático grupo "Los Chileneros", Luis "Baucha" Araneda, un cantor de raza, de la vieja-vieja escuela. También estaba el gran instrumentista de "Los Paleteados del Puerto", el baterista y cantor Elías Zamora. Entre todos... sumaban 300 años.
Ignacio Hernández (30), un acordeonista de la nueva generación, se encargó de juntarlos. "Ese momento fue lo más cercano a nuestro propio Buena Vista Social Club", relata el músico. Hernández se refiere al fenómeno planetario que resultó ser el trabajo del productor y guitarrista Ry Cooder y del director de cine Wim Wenders, que a fines de los '90 viajaron a La Habana para rescatar el trabajo de un legendario grupo de músicos cubanos de entre 80 y 90 años. Tal fue el éxito, que el disco ganó un Grammy, el documental fue visto por medio mundo y los músicos sobrevivientes siguen dando conciertos por todo el planeta.
Lo de la Teletón no fue fácil: "Es muy complicado reunirlos a todos: algunos son medio mañosos, pero valió la pena. Fue quizás el último momento en que todas esas leyendas compartieron escenario", relata Ignacio Hernández.
Encima del plató no había señores con poncho y sombreros de huaso, ni señoras con vestidos floreados. Sí había ternos, zapatos bien lustrados y uno que otro pañuelo en el cuello. Lo que cantaban "Los cracks de la cueca" era cueca urbana, de ciudad, con otros temas, otros timbres de voz, diferentes a los de la cueca rural, más conocida a nivel masivo.
"Una cueca urbana nunca repite sus frases", dice Julio Alegría, estudioso del género y miembro de Aparcoa, grupo que llevó la primera cueca urbana al Festival de Viña del 72 donde obtuvo un segundo lugar. "Esa inocencia del mundo rural tampoco está, porque las letras van de la mano de historias de viejos barrios: La Chimba, Independencia, el barrio Estación. Son historias fuertes de conventillos y casas de remolienda. Pero, ojo, en una cueca urbana o brava nunca se dice un garabato. Todo se camufla con ingenio", señala el padre de la actriz Sigrid Alegría.

El documental clave

Los Chileneros del Baucha y el fallecido Nano Núñez también tuvieron su renacimiento. En 1998, el ex integrante del grupo De Kiruza Mario Rojas realizó un documental con la formación original del grupo. Se llamó "La cueca brava de Nano Núñez". "La gente que lo ve dice que es como el documental de Buena Vista Social Club en versión chilensis", señala Rojas, uno de los grandes rescatistas de la tradición cuequera.
Lo corrobora Hernández: "Ese fue el germen para que empezaran a salir bandas de cueca urbana como Los Santiaguinos, Las Capitalinas o Los Tricolores". "Todos quedaban impresionados con estos señores y quisieron seguir la tradición". Las colaboraciones de Los Tres con Lalo Parra, Pepe Fuentes, Rabanito y otros músicos de vieja cepa también contribuyeron al fenómeno.
La tarea está hecha: aunque los emblemas de la cueca urbana no dan vueltas al globo ni se han llenado de millones como los cubanos, han logrado que en Chile se escuche y se baile cueca todos los meses, no sólo en septiembre. Venden discos, tienen fans, ofrecen conciertos que se llenan y son los íconos para toda una generación de nuevos cuequeros. Sitios tradicionales como "El Huaso Enrique" hoy en día no dan abasto con tanta gente zapateando. El ecléctico bar "Catedral", uno de los sitios de moda en Santiago, también organiza ciclos de cuecas. Es la resurrección de los cracks...los cracks de la cueca sin chinas ni chupallas.

Pepe Fuentes (78) y María Ester Zamora (61):

Los maestros de Avenida Matta

De todos los cuequeros urbanos, Pepe Fuentes es el de perfil más académico. Si el "Baucha" destaca como cantor, Pepe Fuentes, con sus 78 años, destaca como arreglador y compositor de excelencia gracias a sus estudios formales de música durante una larga temporada viviendo en Argentina. "Quizás es el que más ha sabido administrar el renacimiento de la cueca urbana", dice Ignacio Hernández. "Él ha tocado varias veces con Los Tres, tiene una noche semanal en El Liguria y su casa es un templo para los cuequeros". El próximo fin de semana, por ejemplo, al igual que en años anteriores, estará en la Yein Fonda.
En eso lo ayuda su mujer, María Ester Zamora, hija de una leyenda de la cueca urbana, don Segundo Zamora. Ambos son una dupla consolidada y reciben a la cofradía cuequera en su casa el primer domingo de cada mes. "María Ester es una gran cantora, pero su rol más importante ha sido mantener vivo el legado de su padre", dice Julio Alegría.
Pepe y María Ester representan el lado más amable de la cueca urbana, una cueca de brazos abiertos donde no sólo hay fiesta alrededor del canto. Es en esa casa de Avenida Matta que se mueve todo un circuito de la cueca: ensayan bandas, se organizan eventos y se mueve la máquina. Pero, además, se traspasan las lecciones.
"Don Pepe me dijo que tenía condiciones cuando me vio tocar", cuenta Ignacio Hernández. "Me ofreció hacerme clases. La primera vez que fui a su casa pregunté cuánto me cobraba. Me dijo que era gratis, que era su misión traspasar su conocimiento".De Pepe Fuentes desciende una tradición de cueca urbana más melódica, con arreglos más refinados. Grupos como Altamar han llevado esa sonoridad a generaciones nuevas de músicos. Su grupo, "Los Pulentos de la cueca", en el que están María Ester Zamora y Jorge Montiel, fue la llave de entrada para que Álvaro Henríquez lo contactara para aprender a tocar el pandero. No sabía que detrás del instrumentista bajito y de lentes había un músico de calaña insospechada.

Rafael Traslaviña (88):

El mago del piano

Es un emblema para los nuevos cuequeros, el mejor instrumentista vivo. Aunque ya no toca el piano en público, a sus 88 años sigue tocando en un viejo teclado de su casa de Macul.
Traslaviña fue un pianista de cuecas de excepción. Aunque venía del mundo del jazz, un vecino que trabajaba en un sello lo llevó a una sesión de grabación. Traslaviña era joven y encajó de inmediato. "En esa época había que ser realmente excelente para grabar", dice Hernández. "Se grababa todo en una sola toma y los ripios no se podían maquillar. Los que tocaban eran los mejores".
En el contexto de la cueca urbana, el que toca el piano es fundamental. "Es el que lleva todo el peso de la melodía, todo se construye alrededor de él", dice Julio Alegría. "Traslaviña tenía un estilo muy particular en el que acariciaba las teclas con mucha rapidez. La introducción en piano de 'La consentida' es suya".
Su trabajo ha quedado plasmado en diversos discos: Los Chileneros, Roberto Parra, Los Tres, hasta el último CD del "Baucha" (2005).

Elías Zamora (78):

El paleteado del puerto
Es uno de los grandes representantes de la cueca urbana de Valparaíso. Baterista y cantor de 78 años, es parte fundamental de dos grupos porteños emblemáticos: el trío "Los Paleteados del Puerto" y "La isla de la fantasía".
"El tío Elías es el mejor baterista que va quedando", dice Ignacio Hernández. "Tiene mucho sabor, mucho swing para tocar".
Es un itinerante de los bares porteños con tendencias cuequeras, como El Cinzano y el Rincón de la Guitarra. Antes, fue parte fundamental de la bohemia tocando en cabarets y quintas de recreo. Zamora es el reflejo de la cueca urbana del puerto: barrial, ruda, pero que a diferencia de la de Santiago, integra elementos rítmicos de otros países.
Su legado ya se aseguró para unos cuantos años. Además de mantenerse vigente en los circuitos cuequeros y de haber ganado un Apes y un Altazor junto a Los Paleteados del Puerto, "La cueca del Bicentenario", de los mismos Paleteados, fue elegida como la cueca oficial de los 200 años de Chile por la comisión Bicentenario.

Luis Araneda el "Baucha" (82):

El rey cantor

Fue la primera voz de Los Chileneros, el primer grupo en grabar un LP de cuecas urbanas en 1967, y el único sobreviviente. "Los Chileneros fueron como los Beatles de la cueca urbana", cuenta Ignacio Hernández, acordeonista de la nueva generación de cuequeros. "Tremendamente talentosos, con grandes egos y buenos para pelear entre ellos".
Mario Rojas, cantautor, productor y creador del sitio cuecachilena.cl, dice que el "Baucha" "en el contexto de cueca brava, es lo más destacado que va quedando. Es refunfuñón, complicado, pero es casi incomprensible que a sus 82 años cante tan bien como siempre".
El "Baucha" representa la tradición más profunda de la cueca urbana. Se crió en el barrio Estación, en los carros de fletes que arrendaba su padre y desde los que se hizo la reputación de cantor. Rojas cuenta que fue esa capacidad, su buen "pito", la que hizo que le ofrecieran trabajo estable como matarife. Fueron treinta años en el matadero mientras "hacía daño" en las ruedas de cueca. "Las cuecas urbanas se cantan de a pedazos y entre varios en las ruedas de cueca", aclara Rojas. "En esas ruedas el "Baucha" era insuperable, tenía un timbre extraordinario y un repertorio extenso acumulado en sus años de calle".
El "Baucha" tiene un carácter bravo entre los bravos. "Podría ser el símbolo, el vocero de esta extensa tradición", dice Alegría. "Pero él no ha querido".
Todavía se le puede escuchar en el circuito urbano de la cueca y sigue viviendo tan sencillamente como siempre.

Ignacio Bazán
El Mercurio
Domingo, 13 de Septiembre de 2009